¿Fue realmente Samuel quien —después de haber muerto— se le apareció a Saúl? —Parte 2
—1 Samuel capítulo 28.

I. El hecho de que este «personaje» predijera el futuro de Saúl y de su familia, no significa que era el profeta Samuel. De la misma manera que Dios envió a estos espíritus, y les permitió difundir información falsa para engañar a los enemigos de Israel, Él también pudo haber enviado el mismo espíritu que atormentaba a Saúl, pero, esta vez, con la información de lo que sería su destino (el de Saúl) con el fin de Dios cumplir Su propósito: quitar a Saúl de en medio.
Quizás Dios hizo lo mismo que había hecho cuando quiso acabar con Acab (1R. 22.19-23): preguntó al ejército de los cielos por alguno que estuviera dispuesto a aparecérsele a Saúl (por medio de la adivina de Endor), personificándose como Samuel, y decirle lo que le acontecería próximamente. Si este es el patrón que Dios usa cada vez que quiere deshacerse de Sus enemigos, entonces —y en forma de simulacro— lo que Dios hizo con Acab sería algo así como:
19 Entonces él dijo: Oye, pues, palabra de Jehová: Yo vi a Jehová sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba junto a él, a su derecha y a su izquierda.
20 Y Jehová dijo: ¿Quién inducirá a Saúl [Acab], para que suba y caiga en el Monte de Gilboa [Ramot de Galaad]? Y uno decía de una manera, y otro decía de otra.
21 Y salió un espíritu y se puso delante de Jehová, y dijo: Yo le induciré. Y Jehová le dijo: ¿De qué manera?
22 Él dijo: Yo saldré, y me le apareceré a la adivina que él salió a consultar en Endor, personificándome como Samuel, diciéndole que morirá próximamente [y seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas]. Y él dijo: te le aparecerás a la adivina de Endor, y, haciéndote pasar por Samuel, engañaras a Saúl [Le inducirás, y aun lo conseguirás]; ve, pues, y hazlo así.
23 Y ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de mentira en la boca de la adivina de Endor [todos tus profetas], y Jehová ha decretado el mal acerca Saúl [de ti] (1R. 22.19-23).
Si Dios usó con Saúl el mismo método que empleó con Acab, en verdad no lo sabemos; lo cierto es que el espíritu que le apareció a la adivina de Endor no era Samuel, sino un demonio.
II. Otro dato interesante que revela que este espíritu o personaje no era Samuel, es lo que Saúl le solicitó a la adivina que hiciera, y lo que esta vio. Los versos ocho y once dicen que Saúl le pidió a esta mujer que hiciera subir a Samuel de entre los muertos. Leámoslos textualmente:
8 Y se disfrazó Saúl, y se puso otros vestidos, y se fue con dos hombres, y vinieron a aquella mujer de noche; y él dijo: Yo te ruego que me adivines por el espíritu de adivinación, y me hagas subir a quien yo te dijere.
11 La mujer entonces dijo: ¿A quién te haré venir? Y él respondió: Hazme venir a Samuel.
Tomemos en cuenta que, de acuerdo con la Escritura:
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Nadie tiene poder para escoger a quien traer de la muerte. En la historia que Jesús narró de Lázaro y el hombre rico, este último le suplicaba a Abraham (el encargado de consolar a los justos que iban, después de muertos, a lo que, en aquel entonces, constituía el paraíso) que enviara a Lázaro a la casa de su padre, por cuanto tenía cinco hermanos que él no quería que vinieran al mismo lugar de tormento en donde él estaba. Y, como podemos apreciar en el relato, su petición le fue negada (véase Lucas 16.27-31).
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Dios no permite que consultemos a los muertos; estos tampoco tienen poder para aparecer a la gente. Ningún espíritu tiene poder de salirse del lugar en donde está (Lc. 16.26-29). Por ende, cualquier aparición del espíritu de cualquier persona, es meramente la aparición de un demonio, ya que «el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz» (2 Co. 11.14).
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Dios no contradeciría Su Palabra.
Por lo tanto —y por tanta evidencia bíblica— Saúl, simplemente, estaba siendo engañado por un demonio. Tómese en cuenta que Saúl no vio que era Samuel; la adivina era quien describía el personaje (vrss. 13-14). Y aun si Saúl hubiera visto a al tal personaje, debe deducirse que el demonio tendría la capacidad para también engañar a Saúl, haciéndole creer que él era Samuel. Considérese, además, lo que la mujer dice: «He visto dioses (plural) que suben de la tierra» (vrs. 13). El espíritu no estaba solo. ¿En dónde quedaron los que lo acompañaban? Seguramente que este demonio estaba siendo acortejado por otros demonios.
III. Lo que dijo el espíritu: «mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos» (vrs. 19).
En tiempos del Antiguo Testamento los espíritus de los muertos iban al centro de la tierra (Mt. 12.40; Hch. 2.27, 31; Sal. 49.15; Ro. 10.7; 1P. 3.18-20; Lc. 16. 22-23; 1P. 4.6; Ef. 4.8-10). En medio de ese lugar había una gran sima que separaba a los espíritus de los injustos de los espíritus de los justos (Lc. 16.26). Es decir, había un espacio en donde moraban los espíritus de los que murieron salvos (Lc. 16.22) y en el otro lado se encontraban los espíritus de los condenados (Lc. 16.23). El lado en donde moraban los espíritus de los salvos era lo que se conocía como paraíso, que fue el lugar que Jesús le prometió al ladrón arrepentido que lo llevaría (Lc.23.43), y el lado de los espíritus condenados era el Seol (Job 28.5). Aunque el sitio en general (ambos lugares) era conocido como el Seol, Cristo especificó que la parte en donde iban los justos, después de la muerte, era el paraíso (Lc. 23.43). Después que Cristo resucitó, Él se llevó los espíritus de los salvos al cielo (Jn. 14.1-3; Ef. 4.8-10); y, seguramente, el espacio que era de los justos ahora también forma parte de la habitación de los espíritus de los injustos: el infierno.
Samuel era justo, por lo tanto, después de haber muerto, su espíritu moraba en el seno de Abraham. Saúl era injusto. El espíritu que la adivina vio le había dicho a Saúl que él y sus hijos estarían con él, en el mismo lugar que este se encontraba, dentro de poco tiempo. Lo cierto es que Saúl, bajo las condiciones en la que él murió, no podía estar juntamente con Samuel. Primero porque vivió una vida de desobediencia y rebeldía. Segundo por cuanto fue desechado por Dios. Tercero por haber consultado a una adivina. Y cuarto porque terminó suicidándose.
Seguramente que cuando el espíritu le dijo a Saúl «y mañana estaréis conmigo», le hablaba en forma general, refiriéndose al lugar donde iban todos los espíritus de los muertos —el centro de la tierra— sin especificar el lugar a donde iría Saúl: el infierno (Lc. 16.23). Saúl no mostró señales de arrepentimiento, sino que hizo con su vida lo que quiso; decidió cómo y cuándo moriría.
En conclusión, el espíritu que se le apareció a la adivina de Endor no era Samuel, sino un demonio. Por haberse apartado de la verdad, Dios le envió un poder engañoso, para que, creyendo en la mentira, Saúl se perdiera y fuera condenado (2 Tes. 2.10-12).
(Todas las citas bíblicas han sido tomadas de la Versión de la Biblia de Reina Valera de 1960.)
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enero 11, 2018 -
Posted by Pablo Collazo - Administrador |
Interpretaciones Bíblicas
Hola
Muy interesante y muy completa enseñanza sobre todo basada extric tamente en la palabra de Dios
Gracias
Hola Eliana. Gracias por haber tomado de tu tiempo para leer esta entrada y por tu comentario. Bendiciones.
Esto no es cometario tengo una inquietud señor collazos segun Ezequiel 28 se refiere al rey de tiró porque algunos aseguran que este se refiere al demonio específicamente Ezequiel 28.12 a seguir como es posible esto si según Jesús nuestro salvador en Juan 8 44Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
Juan 8:44 notese principio significa creación entonces satanas o diablo nunca fue ángel.
Estimado Arucarpio.
En realidad la profecía de la Escritura que usted citó va dirigida al rey de Tiro. Solo que en ella se encuentra entretejida una descripción del carácter de Satanás, de su comportamiento y de su rebelión contra Dios. En cierta forma el carácter del rey de Tiro es semejante al de Satanás en cuanto a orgullo y rebelión se refiere, y Dios —a través del profeta— hace una remembranza de la persona de Satanás, de su origen y de sus actos. Es decir, Ezequiel comienza amonestando al rey de Tiro (versículos 1-10), pero repentinamente su profecía se torna contra Satanás, describiendo su maldad y perversidad y su caída (versículos 11-17). Y más adelante la profecía vuelve a tomar su curso normal, y va nuevamente dirigida al rey de Tiro (versos 18-19).
Esta es una figura retórica a la que la hermenéutica llama “símil”. El Símil —o Comparación— es una figura retórica que consiste en comparar dos términos que se asemejan en alguna cualidad. En el caso del rey de Tiro, a éste se le compara con Satanás por la semejanza que existe entre ambos en cuanto a carácter, conducta y hechos. Pero a la misma vez, Dios revela algunos datos concerniente a Satanás.
Algo similar ocurre en Isaías 14, en donde el profeta dirige su profecía al rey de Babilonia (vrss. 4-11), y luego hace referencia a la ocasión en la que Satanás fue arrojado del cielo (vrss. 12-15), y más adelante vuelve a referirse al rey de Babilonia (vrss. 16-23). En esta profecía Isaías (eventualmente inspirado por Dios, igual que Ezequiel), compara el orgullo del rey de Babilonia con la arrogancia de Satanás.
Y en cuanto a si Satanás es un ángel, pues sí lo es; es un ángel caído y malévolo. Satanás no es el rey de Tiro como tampoco el rey de Tiro es Satanás. Ambos son comparados entre sí por las cosas que los dos hicieron y que tienen en común, y que ya mencioné.
Espero haber podido responder a su pregunta o inquietud. Gracias y bendiciones.
Erucarpio, estoy seguro que necesitas documentarte más digo esto por una simple razón, ¿quien no sabe que Satanás es un ángel? Usted definitivamente. Eso es algo muy básico de saber .
Hola es cualquiera la interpretación no es bíblica dice la palabra que era Samuel no un espíritu ,como si dice la escritura en el pasaje que citas sere espíritu de mentira eso si dice la escritura de hecho se cumplió la palabra tal cual y muere Saul por consultar a la adivina y por desobedecer a Dios como dice en el libro de cronicas .Dios es soberano y pudo traer a Samuel como también Elias y Moises aparecen en la transfiguración de Jesus
Erucarpio, estoy seguro que necesitas documentarte más digo esto por una simple razón, ¿quien no sabe que Satanás es un ángel? Usted definitivamente. Eso es algo muy básico de saber .
Ahora, está respuesta va para Daniel, necesitas analizar muy bien el suceso de la transfiguración y el suceso de la pitonisa de Endor. Casos completamente diferentes aunque en ambos casos Dios es el soberano. En uno no se viola estatutos morales establecidos por Dios, mientras que en el otro si.
Y qué decir del texto de eclesiastes que dice claramente que » Los Muertos NADA SABEN «?
Estimado Salomón.
“Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido”.
—Ec. 9.5
Este verso se está refiriendo a la muerte física, y no sirve de base para negar la existencia espiritual después de la muerte. La porción del versículo que dice que “los muertos nada saben” está muy bien explicada dentro de su propio contexto con la frase “porque su memoria es puesta en olvido”. Obviamente que la memoria de toda persona que muere es puesta en olvido y deja de saber lo que sucede en la tierra de los vivientes (lugar en donde vivía antes de morir), pues su cerebro (el sitio en donde se encuentra su memoria terrenal) también ha muerto.
No obstante su cerebro haber muerto y su memoria ser puesta en el olvido, los muertos continúan recordando la vida (y las cosas o eventos) que vivieron mientras estaban existiendo en la tierra, ya que todo ser viviente posee otra memoria que no es puesta en olvido cuando muere, pues es de categoría espiritual. Es decir, aún hay existencia después de la muerte, ya que la única vida que la muerte extermina es la física y no la espiritual.
En el relato que Jesús hizo del rico y Lázaro, el rico (ya estando —o después de haber— muerto físicamente) claramente recordaba que había dejado a sus hermanos vivos en la tierra (Lucas 16.27-28). Tómese en cuenta, además, como Abraham al dirigirse a él usa las palabras: “acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida” (vrs. 25). Este relato nos enseña, pues, que la memoria que queda en olvido después de la muerte es la del cerebro y no la del alma. Pues es el alma la que retiene la memoria, ya que el cuerpo es solamente el instrumento mediante el cual ella puede expresarse en esta tierra y estar consciente del mundo material que le rodea, a través de los sentidos.
Considérese también que el apóstol Juan vio en visión (en tiempo adelantado: La Gran Tribulación), las almas de quienes fueron muertos por causa de la fe, y cómo recordaban el vituperio al que fueron expuestos y a sus compañeros que quedaron expuestos al mismo sufrimiento, y cómo ellos (las almas de los que habían muerto) le rogaban a Dios por justicia: “Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos”.
—Apocalipsis 6:9-11
La frase “las almas de los que habían sido muertos” claramente nos deja ver que hay vida después de la muerte y que se está consciente de la misma. Jesús claramente lo enseñó, diciendo: “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar” (Mt. 10.28a).
El espíritu y el alma son inseparables, y ambos coexisten dentro del cuerpo mientras éste está vivo. Una vez muerto, el alma y el espíritu se desprenden del cuerpo, y es cuando comienza la eternidad para todo individuo —bien sea en el paraíso (para los salvados) o en el infierno (para los perdidos).
La doctrina del espíritu, el alma y el cuerpo es profunda, extensa y difícil de explicar y de entender; y este espacio lo he dedicado solo para aclarar lo concerniente a tu pregunta con relación a lo que dice Eclesiastés 9.5.
Gracias por tu tiempo; bendiciones.